Obnubilados por la proximidad de una elección
presidencial el año que entra, los autorreferentes de la llamada “oposición” se
empeñan en continuar escribiendo un “Informe sobre ciegos” bajo la advocación
que surgiera de la pluma de Sábato:
·
¡Oh, dioses de la
noche! ¡Oh, dioses de las tinieblas, del incesto y del crimen, de la melancolía
y del suicidio! ¡Oh, dioses de las ratas y de las cavernas, de los murciélagos,
de las cucarachas! ¡Oh, violentos, inescrutables dioses del sueño y de la
muerte!
No
son los únicos que van a tientas por el camino al futuro, los “oficialistas” no
se quedan atrás en los galimatías de proponer (en su caso) una cabeza para que
gobierne el pensado interregno que se pretende en la casa Rosada.
Solo
que en este caso hay quien dice tener el bastón blanco y, a golpes de
bastonazos económicos, disciplina al resto de los acólitos, entreteniéndolos
bajo la promesa de que, en algún momento, el oráculo los beneficiará.
2015
tiene el mismo embrujo que las candelas que terminan deglutiendo las polillas
que se le acercan.
Y por lo visto lo que sobran son polillas.
Durante
el fin de semana, apoltronados en algún cómodo rincón del gran Buenos Aires,
referentes de la Unión Cívica Radical, decidieron que mejor es ir solo que mal
acompañados (en su concepto) y un cataclismo sacudió el intento de lograr una
referencia política denominada FAP-UNEN.
Claro
que su propuesta no va más allá de la posibilidad electoral del 2015, en la que
los “egos” diletantes se auto perfilan como mojones ineludibles de un nuevo
gobierno, aún a sabiendas, todos ellos de que el saco les queda grande a sus
individualidades.
Son,
como se lee en algunos comentarios periodísticos, los artífices de una
continuidad gubernamental del hoy oficialismo? No sé ni lo creo, es tan pobre y
tan mezquina la oferta electoral que aventurar un resultado puede terminar siendo
una tropelía.
Además,
porqué aventurar un resultado si, tal como están planteadas las cosas, de darse
este, las posibilidades de una transformación de la realidad (ese viejo y nunca
cumplido objetivo de la POLITICA)
son menos que una ilusión trasnochada.
La
tacañería de solo pensar en resultados electorales (viejo pecado de nuestros –los
hayamos votado o no- representantes) no nos permite abrigar esperanzas de que
algo pueda cambiar.
Que
proyecto de país a largo plazo nos propone la hoy presente “oferta electoral”?
Que nos prometen para dentro de diez, quince, veinte años? Que nos dicen de “como”
y con “quienes” lo van a lograr? NADA,
absolutamente NADA.
A
lo sumo a lo que se animan es a decir que “tienen equipos” para resolver las
cuestiones que hoy nos resultan imperativas (seguridad, inflación, desempleo y
toda otra sarta de etc. que todos conocemos de sobra). Remanida mentira que han
ejercitado todos los candidatos de 1983 a la fecha, y que ante la imposibilidad
de cumplir lo ofrecido, esgrimen la también archiconocida excusa de “la
culpa la tienen los que estaban antes”
Hey!!!!
Les aviso, los que estaban antes son los mismos que están ahora, con otra
posición y otra camiseta, es cierto, pero son los mismos, todos tuvieron en
mayor o en menor medida la “inocencia” de ser alfonsinistas, aliancistas, delaruista
si hablamos de la oposición, o menemistas, duhaldistas, kirchneristas y
cristinistas si hablamos del oficialismo, y todos se erigieron, en su momento,
como los gurúes de un nuevo mañana,
(claro que sin decir cómo sería, como se haría y con quien se haría ese mañana)
Cuantos
partidos políticos resolvieron en los últimos años sus candidaturas por
elecciones internas y dejando de lado el poder de las billeteras o de los
burocráticos dedos que estaban en algún cargo oficial? Que yo recuerde (y
admito que puedo equivocarme) solo la gente de Altamira se metió en ese brete.
Resulta
bizantino continuar con esta perorata sobre la actual oferta de candidatos auto
impuestos cuan sería mucho más provechoso capitalizar el esfuerzo en ponernos a
elaborar políticas de Estado que, sin dejar de lado las urgencias que hoy nos golpean
las puertas, podamos avocarnos a lo importante
que significaría pensar en una Nación con
futuro.
Seguramente
esta propuesta no será escuchada por la troupe candidatesca de uno y otro lado,
razones no le faltan, si pensáramos un “país
en serio” como alguna vez prometió (y no cumplió) un presidente, seguramente
no tendrían cabida los que cargan sobre sus hombros las responsabilidades de
que estemos como estamos. (y con esto no eludimos la carga que nos corresponde
por haber elegido como elegimos)
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