Conforme todas las encuestas
a que hemos tenido acceso de los últimos cinco años, las preocupaciones que
rondan a los habitantes de este país en general rondan en:
1. Inseguridad
2. Corrupción
3. Falta trabajo
4. Educación
5. Inflación
6. Salud
7. Pobreza
8. Economía
9. Los políticos
10. Justicia
11. Problemas sociales en general
12. Drogas
13. Bajos salarios
14. Vivienda
15. Contaminación ambiental
16. Calles/rutas
17. Distribución de la riqueza
18. Jubilados
19. Transporte
20. La policía
21. Obras públicas
Dejando aclarado que no es
un ranking, porque muchas de ellas en ocasiones están en primer lugar para
luego pasar al segundo o tercero, depende de las circunstancias, como así que
algunas pueden ser subsumidas en otras o que se encuentran íntimamente interrelacionadas
(justicia, policía, corrupción, inseguridad, drogas) y proponiendo la
aceptación de estas veintiuna como las iniciales a atacar, planteamos iniciar una discusión sobre cuál
de ellas requiere prioridad o si existe la posibilidad de efectuar una
“perdigonada” que las afecte en alguna
medida a todas a fin de ir disminuyendo su incidencia y dotando de sinergia a
las acciones probables a realizar en su contra.
A nadie escapa que si se
logra optimizar la Justicia, profesionalizar éticamente la Policía, evitar las
influencias políticas en ambas, desmantelar la corrupción, mejorar la
distribución de la riqueza se va a golpear severamente a la inseguridad y a la
droga, entre otros.
Igualmente, educación,
salud, desocupación, pobreza, nivel salarial, transporte y obras públicas
tienen incidencia sobre los problemas sociales en general, sobre la economía,
los jubilados.
A primera vista pareciera
que es como si de pronto nos encontramos con un flash que estalla frente a
nuestros ojos, y ante tanta luminosidad no podemos ajustar el foco del haz de
rayos lumínicos y nos enceguecemos.
La primera reacción es
entrecerrar los ojos para disminuir la intensidad del problema que nos ocupa y
así analizar mejor la situación.
Como desde nuestro análisis
no hemos arribado a una conclusión que nos resulte ampliamente satisfactoria
sobre cual atacar primero, hemos optado por dos alternativas, una interna, que
cada cual, solo o en grupo, opte por la que considere primordial, eleve
propuestas para superarla y señale como piensa que se puede interrelacionarlas
con la solución a las demás preocupaciones, proponiendo mecanismos de acción
concreta en el corto, mediano y largo plazo.
Las primeras aproximaciones
de estos trabajos las iremos volcando para su divulgación y confrontación en
los próximos días.
La segunda alternativa es
hacia el afuera, y resulta proponer el mismo dilema al conjunto de los que se
interesan en estos temas para ver qué puntos de coincidencia podemos lograr,
cuáles de discrepancias y si entre todos podemos sinergizarnos en nuestras
pretendidas soluciones y en cómo hacerlas viables.
Dejamos abierto el debate,
agradeciendo el esfuerzo de aquellos que realicen aportes.
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