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domingo, 9 de noviembre de 2014

Desempleo: una injusticia innecesaria


Durante su audiencia general del 1 de mayo, el papa Francisco pidió a la dirigencia política que se esfuerce para crear nuevos puestos trabajo "para dar esperanza a los trabajadores" y denunció que el desempleo es la consecuencia de un pensamiento económico que excluye "las reglas de la justicia social".
Nos preguntamos porque a la dirigencia política? Solo a ellos les corresponde esta responsabilidad? Pensamos que si, que solo a ellos les corresponde, porque son los que deben (debieran) tener la responsabilidad de sustentar el bien común.-
El desempleo es el ocio involuntario de una persona que desea encontrar trabajo, Las causas del desempleo han sido descriptas como:
·                   Friccionales: se produce porque los trabajadores que están buscando un empleo no lo encuentran de inmediato; mientras que están buscando trabajo son contabilizados como desempleados. La cuantía del desempleo friccional depende de la frecuencia con que los trabajadores cambian de empleo y del tiempo que tardan en encontrar uno nuevo. sólo dura un corto espacio de tiempo.
·                   Temporales, se produce cuando las industrias tienen una temporada de baja, como durante el invierno en la industria de la construcción o en otros sectores de producción cuyas tareas se realizan a la intemperie.
·                   Estructurales se debe a un desequilibrio entre el tipo de trabajadores que requieren los empresarios y el tipo de trabajadores que buscan trabajo. Estos desequilibrios pueden deberse a que la capacitación, la localización o las características personales no sean las adecuadas. Es especialmente relevante en algunas ciudades, profesiones o industrias, para aquellas personas con un nivel educativo inferior a la media y para otros grupos de la fuerza laboral.
·                   Cíclicas: es el resultado de una falta de demanda general de trabajo. Cuando el ciclo económico cae, la demanda de bienes y servicios cae también y, por lo tanto, se despide a los trabajadores.
Existe relación entre el desempleo y la inflación. En teoría, cuando la demanda de trabajo se eleva hasta el punto de que el desempleo es muy bajo y los empresarios tienen dificultades a la hora de contratar a trabajadores muy cualificados, los salarios aumentan, y se elevan los costes de producción y los precios, con lo que se contribuye al aumento de la inflación; cuando la demanda se reduce y aumenta el desempleo, se disipan las presiones inflacionistas sobre los salarios y los costes de producción.
Los economistas neoclásicos consideraron el mercado del factor trabajo en la misma forma que al resto de los mercados de factores: bienes y servicios.
Los salarios son el precio que hay que pagar por los servicios prestados por el factor trabajo.
En el modelo keynesiano, la causa principal del desempleo hay que buscarla en la insuficiencia de la demanda agregada. Un simple cambio negativo en las expectativas de los empresarios puede provocar una disminución de su demanda de bienes de inversión lo que originará una serie de reacciones en cadena en la que se irá perdiendo empleo sucesivamente en diferentes ramas industriales.
La consiguiente disminución en la capacidad adquisitiva de los trabajadores puede agravar el círculo vicioso prolongando indefinidamente la situación de desempleo.


Se ha intentado el aumento de la demanda de trabajadores con medidas fiscales que reduzcan los costes salariales para las empresas, bien reduciendo las contribuciones obligatorias a la Seguridad Social (que tendrían que ser substituidas por otros ingresos del Estado), bien subvencionando la contratación de trabajadores que por alguna circunstancia sean menos eficientes, minusválidos, jóvenes en su primer empleo, etc., la flexibilización de los empleos, autorizando contratos temporales y facilitando los despidos, que supone de hecho abaratar los costes laborales de las empresas aunque a costa de la precarización del empleo.
Todas estas medidas han tenido resultados transitorios, resultando ineficaces en el largo plazo.
De los cuatro tipos de desempleo clásicamente reconocidos, los tres primeros (friccionales, temporales y estructurales) tienen soluciones de relativamente fácil logro. El desempleo friccional fundamentalmente se debe a un reacomodamiento de la fuerza laboral (generalmente en la búsqueda de mejores condiciones, lo que no siempre implica mejor remuneración); el  desempleo temporal en la mayoría de los caso resulta ser temporal y/o regional, y la fuerza laboral o bien sobrevive en base a ahorros o bien se reacomoda en otros empleos transitorios o en el cuentapropismo; el desempleo estructural, tal como está definido encuentra su reacomodamiento en las articulaciones que se pueden brindar tanto desde el ámbito patronal, como desde el Estado o de las organizaciones representativas de la fuerza laboral.
En cambio con el desempleo cíclico se requiere de mayor atención y cuidado, porque su presencia y permanencia se encuentra ligada a las fases de contracción y expansión de la economía. Solo controlando o minimizando estas se puede reducir aquel.
Y como se pueden controlar las fases económicas? Con programación.
Si bien el mundo globalizado de hoy resulta altamente cambiante, y lo hace a una velocidad antes desconocida, no resulta imposible programar, al mediano y largo plazo, procesos económicos autosustentables e interrelacionados.
A simple modo de ejemplo podríamos mencionar un programa de red ferroviaria nacional, hoy inexistente que partiendo de su planificación e implementación, atravesara toda la etapa de construcción, puesta en marcha y mantenimiento, con el cual en forma gradual y paulatina se irían creando empleos directos e indirectos  de manera creciente, que a su vez pudieran  estar  relacionados con otras actividades económicas (logística, turismo, etc.).
Ahora bien, la programación para el mediano y largo plazo, exige el compromiso de las fuerzas política de sostenerla como POLITICA DE ESTADO, con independencia de quien transitoriamente administre, y esto a su vez exige de un paso previo: que en el proceso de ideación de la programación participen todos los sectores políticos con representatividad en consuno con el resto de los sectores sociales (empresariales, gremiales, sociales, etc.)
Nuevamente resaltamos esta acuciante necesidad (la de participación en la elaboración de POLITICAS DE ESTADO) como paso imprescindible para transformar la realidad.
Solos no podemos, en conjunto lo lograremos.




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